“Y propúsoles también una parábola sobre que es necesario orar siempre, y no desmayar.” (Lucas 18:1.)
La tentación más común en la vida de intercesión es la falta de perseverancia. Empezamos a orar por cualquier cosa; hacemos nuestras peticiones un día, una semana, un mes; y si no recibimos una respuesta definitiva, inmediatamente desmayamos y cesamos de orar por aquello. Esto es una falta mortal. Ello es simplemente la trampa de muchas cosas que empezamos y no terminamos. En todas las esferas de la vida, esto es desastroso. El hombre que adquiere el hábito de empezar las cosas y dejarlas sin terminar, forma el hábito del fracaso. El hombre que empieza a orar por una cosa y no persiste hasta obtener la respuesta que desea, ha formado el mismo hábito en la oración. Desmayar, es fracasar. Entonces la derrota engendra desaliento e incredulidad en la realidad de la oración, lo cual es fatal para obtener cualquier éxito.
Algunos dicen, "¿Durante cuánto tiempo tenemos que orar?" "¿No venimos a un lugar donde podemos cesar de orar y dejar el asunto en las manos de Dios?"
Sólo hay una respuesta. Ora hasta que la cosa que pides se te ha concedido o hasta tener la seguridad en tu corazón de que se te concederá. Cuando tenemos esta convicción es cuando podemos cesar de orar; porque la oración no consiste solamente en hablar con Dios, sino que es también una lucha con Satanás. Y puesto que Dios usa nuestra intercesión como un factor poderoso en la victoria de esa lucha, El sólo, y no nosotros, debe de decidir cuando podemos cesar de hacer nuestras peticiones. Así que no debemos osar el dejar nuestra oración, hasta que recibamos la respuesta o tengamos la certeza de que vamos a recibirla.
En el primer caso, cesamos de orar porque podemos ver que es una realidad. En el segundo caso, no continuamos orando porque creemos, y la fe de nuestro corazón nos da la misma seguridad de que lo que esperamos es tan cierto como si lo estuviésemos viendo.
A medida que progresamos en la vida de oración, llegamos a experimentar y reconocer más y más la seguridad que Dios nos da, y a conocer cuando debemos reposar tranquilamente en la misma, o continuar haciendo nuestra petición hasta recibirla.
-La Práctica de Orar.
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Leer este articulo me ha enseñado, me ha mostrado y me ha retado.
ResponderEliminarMe ha enseñado que orar no debe ser simple y monotono.
Me ha mostrado que el habito del fracaso trasciende de la oracion a la vida cotidiana o viceversa;
y
me ha retado a luchar por desterrar esta mal habito, no tan solo de mi oración sino de mi modo de vida.
Gracias Señor Jesucristo por mostrarme, enseñarme y retarme el dia de hoy.
LEER ESTE ARTICULO EN ESTE MOMENTO DE MI VIDA CUANDO NECESITO MUCHO DE LA ORACION ME A MOSTRADO QUE NO ES SUFICIENTE TODAVIA QUE AUN MAS PARA QUE LA RESPUESTA LLEGUE.GRACIAS A DIOS POR SUS VIDAS
ResponderEliminarQuiero compartir este pasaje:
ResponderEliminarLam.3-22-24.NVI.
EL GRAN AMOR DEL SEÑOR NUNCA SE ACABA,
Y SU COMPASION NUNCA SE AGOTA.
CADA MAÑANA SE RENUEVAN SUS BONDADES;
¡MUY GRANDE ES SU FIDELIDAD!
...EL SEÑOR ES TODO LO QUE TENGO.
¡EN EL ESPERARE!
La paz de Dios hermanos, tengo mucho gozo en mi corazón porque por gracia y misericordia de Dios tuve la dicha de asistír al congreso de la vanguardia femenil del 29 oct al 01 nov 2010 (no hace ni una semana), y ahí el Señor me mostró que los miedos, los desafíos, la duda, la falta de fe y todos esos gigantes que nos rodean y merodean nuestras mentes y nos hacen caer en una gran duda o en un enfriamiento gradual, solamente los podemos vencer en la medida en que doblamos nuestras rodillas. Entendí, que LA ORACIÓN en espíritu y en verdad, ya de entrada tiene ganada la victoria. AMEN. VANGUARDIA FEMENIL ¡¡¡ADELANTE!!!
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